Por Laura Martín | BIG4.News
Madrid, 29 de mayo de 2025 – El sector de la auditoría atraviesa un momento de inflexión. Las nuevas normas de independencia, impulsadas tanto a nivel internacional como nacional, están reconfigurando las reglas del juego para las grandes firmas del sector, las conocidas Big Four: Deloitte, PwC, EY y KPMG. Estas compañías, acostumbradas a ofrecer paquetes integrados de auditoría y consultoría, se enfrentan ahora a una disyuntiva: adaptarse a un marco más estricto o redefinir su modelo de negocio.

¿Qué ha cambiado exactamente en las normas de independencia?
Desde 2024, el Instituto de Auditores Internos (IIA) ha implantado unas nuevas Normas Globales de Auditoría Interna, estructuradas en cinco dominios y quince principios fundamentales. El foco principal: garantizar una separación clara entre auditoría interna y otras funciones organizativas que puedan generar conflictos de interés.
Estas normas, que sustituyen a las antiguas IPPF (Marco Internacional para la Práctica Profesional de la Auditoría Interna), recalcan la necesidad de objetividad, ética e independencia operativa, lo cual tiene implicaciones directas sobre cómo las grandes firmas estructuran sus equipos y servicios.
En paralelo, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en España ha reforzado sus exigencias para las comisiones de auditoría de las cotizadas. Ahora se les exige una mayor supervisión sobre los servicios que prestan los auditores externos, así como la aprobación previa de los mismos, incluso cuando se trata de servicios no financieros.
📚 Fuente: CNMV – Guía Técnica sobre Comisiones de Auditoría
¿Cómo afecta esto a las Big Four?
Durante años, las Big Four han prosperado gracias a una estrategia dual: auditoría por un lado, consultoría por otro. Este modelo ha sido rentable, eficiente y, en muchos casos, difícil de replicar por firmas más pequeñas. Sin embargo, el nuevo marco normativo pone en jaque esta fórmula.
El motivo es claro: la independencia del auditor está en entredicho si presta simultáneamente servicios de consultoría al cliente auditado. Esta incompatibilidad obliga a las grandes firmas a separar equipos, rechazar contratos y rediseñar estructuras internas para garantizar una muralla ética entre ambas actividades.
Un informe reciente de la Fundación Haz reveló que el 91% de las empresas del IBEX 35 presenta un alto riesgo de falta de independencia en su auditoría externa, lo que ha reavivado el debate sobre la concentración del mercado auditor en manos de pocas firmas.
📚 Fuente: Fundación Haz – Riesgo de independencia en el IBEX
Un nuevo panorama competitivo
Lejos de ser una amenaza existencial, este nuevo entorno puede convertirse en una oportunidad estratégica para quienes sepan adaptarse. Algunas grandes firmas están reforzando sus políticas internas de independencia, segmentando servicios y reforzando su cultura ética.
Además, el nuevo marco abre una ventana para firmas medianas y especializadas que, libres de conflictos de interés, pueden posicionarse como alternativas viables y confiables para las grandes compañías que buscan auditorías 100% independientes.
También se prevé un crecimiento en la demanda de auditorías temáticas, como las de sostenibilidad (ESG), ciberseguridad o inteligencia artificial, donde el conflicto entre independencia y consultoría es menos evidente, pero igualmente vigilado.
Perspectivas de futuro: más transparencia, más credibilidad
En una economía donde la confianza lo es todo, la independencia del auditor no es un tecnicismo, sino una garantía para los mercados y los inversores. La transparencia, antes un valor añadido, es ahora un requerimiento ineludible.
Aunque las nuevas normas representan un reto operativo para las grandes firmas, también constituyen una oportunidad para consolidar su liderazgo bajo nuevas reglas, más claras y exigentes. La adaptación, como siempre, marcará la diferencia entre quien se mantiene y quien lidera.
Las nuevas normas de independencia no solo transforman el trabajo del auditor; transforman también la percepción pública del sector. La confianza en los informes financieros auditados se convierte en un activo más valioso que nunca.
En este escenario, las Big Four se enfrentan al reto de reconstruir su reputación en torno a la objetividad y la transparencia, ajustando su modelo a un entorno regulatorio más estricto y competitivo. Porque, como decía el viejo axioma financiero, no hay rentabilidad sin confianza.





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